Uno de los rasgos propios de una economía intervenida (o manipulada) es la conocida expresión "puertas giratorias": el Gobierno de la Nación interfiere en el gobierno de algunas empresas privadas y éstas crecen al calor de las disposiciones legales que establece la propia autoridad pública. En nuestro país tenemos abundantes ejemplos de intervencionismo estatal en empresas privadas, pero quizá uno de los casos más paradigmáticos y recientes es lo que está sucediendo en Telefónica.