Opinión

Biden aterriza en Europa

Visita clave de Joe Biden a Europa

Con la música de fondo que la subida del salario mínimo interprofesional en 2019 de 735 hasta 900 euros mensuales se saldó con fracaso, restando cerca de 180.000 empleos afectando principalmente a empleo vulnerable – los más jóvenes y mayores con poca cualificación -, con la confianza de que la temporada veraniega creará unos 438.000 puestos de trabajo con el turismo tirando del carro, siempre que el semáforo de España tenga luz verde para que los amigos extranjeros recalen por estos pagos y la buena noticia de que el PIB del segundo trimestre, según la AIReF, toma brío al 18,3% interanual y creciendo respecto al trimestre precedente un 1,6%, Joe Biden nos visita esta semana. Bueno, aclaremos: no visita España exactamente, pero sí Europa, con una agenda de reuniones cargada. Lo hará con el G-7, con la OTAN y con la Unión Europea y además se encontrará en Ginebra con Vladimir Putin.

Que Biden aterrice por Europa es significativo, más después de la etapa de Donald Trump en la Casa Blanca. El atlantismo, que es una forma eficiente de multilateralismo, es arma fundamental para afrontar la recuperación post pandémica. Europa necesita a Estados Unidos y Estados Unidos también a Europa, aunque los norteamericanos dan más importancia a Australia, India, Corea del Sur y Sudáfrica antes que a otros países europeos, excepto Alemania. El trasfondo del asunto estadounidense, además de económico y muy tecnológico, es el de marcar hegemonía geoestratégica respecto a China y seguir demostrando el poderío estadounidense. Sin embargo, las satisfactorias relaciones de Europa con China no pueden patinar. El poder del mundo se dirime entre estadounidenses y chinos. Si los primeros gozan de un posicionamiento de liderazgo, los asiáticos van extendiendo sus influyentes tentáculos económicos por gran parte del mundo. Europa es uno de sus lugares preferidos para estar presentes y África y América Latina concentran inversiones chinas.

La relación entre Europa y China es vital para nosotros. Hacia China, Europa exportó mercancías en 2020, por 202.000 millones de euros e importamos por 383.000 millones. La balanza comercial, pues, se saldó en negativo con 181.000 millones.

En cambio, Europa exportó bienes el año pasado a Estados Unidos, nuestro principal cliente, por 353.000 millones e importamos 202.000 millones, de hecho, el mismo importe de nuestras compras a China. Por consiguiente, saldo favorable a los intereses europeos.

Las transacciones comerciales de Europa, con Alemania tirando del carro, con Estados Unidos y China son cruciales, por lo que hay que saber navegar entre esas dos aguas, las asiáticas y las estadounidenses.

Otros aliados comerciales de referencia para Europa son, cómo no, Reino Unido, a donde exportamos bienes por 277.000 millones de euros en 2020 e importamos por 167.000 millones, Suiza, Rusia, Turquía, Japón, Noruega, Corea del Sur e India.

Para Europa y más concretamente la Zona Euro que, en 2020 exportó bienes por 2,1 billones de euros e importó por 1,9 billones, el sector exterior es motor indiscutible y mantener buenas relaciones con todo el mundo, de este a oeste y de norte a sur, es determinante, con sensibilidad especial hacia Estados Unidos, China y Reino Unido. Así que toca limar cualquier vestigio de aspereza.

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