
En términos de capital, la banca ha hecho bien los deberes. A pesar de que el Banco Central Europeo (BCE) haya elevado en 3.500 millones de euros los requisitos mínimos de capital para 2025, las entidades españolas quedan bien armadas. A datos de finales de septiembre, los seis bancos cotizados acumulan 47.651 millones de euros en exceso de capital sobre los requisitos de Fráncfort. Un colchón que se incrementó en un 5% frente a hace un año, pese a que la banca repartió a sus accionistas dividendos récord a raíz de unos beneficios históricos, aupados por tipos de interés altos durante más tiempo.
El capital mide la capacidad de absorción de las entidades frente a pérdidas inesperadas. De ahí, un ratio de capital más alto es síntoma de más solvencia. Sin embargo, niveles de capital demasiados elevados pueden entorpecer la eficiencia de los bancos. El supervisor tiene la costumbre de recomendar el acopio de más solvencia, un mensaje que se ha intensificado en los últimos meses frente a la incertidumbre económica, sobre todo en Europa, y a la bajada de tipos de interés.
Cada uno de los bancos decide operar con más o menos colchón sobre el mínimo de capital requerido por el BCE en función de su propia gestión del negocio. Pero más allá de las exigencias de la institución presidida por Christine Lagarde, los bancos suelen establecer objetivos internos de capital y, a partir de allí, determinar también su política de remuneración al accionista.

Músculo financiero
Todos los bancos cumplen ampliamente con los requisitos de Fráncfort, pero en términos absolutos Santander es el que exhibe más músculo en cifras absolutas para resistir a tormentas inesperadas. Su solvencia ascendió al 12,5% frente al 9,67% exigido por el BCE, lo que se traduce en casi 17.500 millones en capital sobrante. Además, la entidad presidida por Ana Botín fija su objetivo interno mínimo de CET1 en un 12%, por lo que contaría con casi 3.000 millones más que potencialmente podría repartir al accionista.
BBVA no se queda muy lejos. A finales del tercer trimestre del año pasado, registró una solvencia del 12,84%, más de dos puntos porcentuales por encima del 9,13% requerido por el BCE. Por tanto, su capital excedente superaría los 14.000 millones. El objetivo interno de la entidad vasca estaría en una horquilla de entre 11,5% y 12%: siendo lo más estrictos posible, al banco encabezado por Carlos Torres le sobrarían 3.000 millones en capital. Y, en el medio de la opa lanzada sobre Sabadell, el mercado está particularmente expectante sobre cualquier novedad con respecto a su política de remuneración.
El banco opado, Sabadell, también contará con un buen colchón para sacar las garras e intentar seducir a los accionistas. Su capital excedente roza los 3.900 millones ante una solvencia del 13,80% frente al 8,95% solicitado por el BCE. Además, cuando BBVA lanzó su opa, el banco vallesano congeló un programa de recompra de acciones de 340 millones de euros que podría reactivar en la junta anual si los accionistas lo aprueban. Entre los seis bancos cotizados, Sabadell es el que ha fijado un objetivo interno de solvencia más alto, un 13%. Aun así, cuenta con un exceso de capital de 639 millones por encima de su ambición y sobre el que los inversores ya han puesto sus ojos.
En el caso de CaixaBank, el capital adicional sobre las exigencias del BCE supera los 8.100 millones y se queda en alrededor de 460 millones con respecto a sus objetivos internos nuevos y más conservadores. En su plan estratégico 2025-2027 hecho público en noviembre, escaló su objetivo de solvencia desde el 11-12% a un 11,5-12,5%, con el compromiso de invertir cualquier excedente por encima del umbral entre recompra de acciones y dividendos para mejorar la remuneración al inversor.
Un caso inusual es Bankinter, que no hace público su objetivo interno de capital. Aun así, su CET1 del 12,56% queda muy por encima del 7,81% requerido por el BCE, lo que representa un exceso de casi 2.000 millones de euros. Una cantidad parecida a la que exhibe Unicaja, que tiene una solvencia del 15,4%, casi el doble del 8,21% requerido por Fráncfort. Eso sí, frente a su umbral mínimo interno, un 12,5%, el capital sobrante estaría en 850 millones.
Dividendos generosos
Una política monetaria restricta ha brindado a los bancos resultados históricos, que les ha permitido ser más generosos con los accionistas y repartir dividendos más altos de lo usual. El BCE recortó los tipos cuatro veces el año pasado y el mercado espera más recortes en los próximos meses ante una inflación más baja. Las entidades dicen que el aumento de volumen en sus negocios compensará la caída del margen de intereses, pero el gran interrogante será si podrán mantener una remuneración al accionista tan apetitosa como en 2024.
"Aunque baje un poco la rentabilidad, la generación orgánica de capital será suficiente a sostener los niveles de capitalización actual y mantener intacta la política de dividendos. La cotización se ha recuperado tras una larga temporada en la que ha estado más deprimida por la falta de rentabilidad y ahora es razonable que el inversor pida ver remunerada su posición en los bancos", dijo el analista de S&P, Luigi Motti.